Botella a la mar
 

Botella a la mar

                                               

                                                                              
A: Mar-ci



Estaba tan acostumbrado a tu silencio, que cuando mis ojos descubrieron tu mensaje en medio de un bosque de palabras, pensé: que hermoso texto. Sin embargo, una página se abrió en mi memoria y te encontré allí, con tu sonrisa, con tu mirada brillante, con tu vestido vaporoso que se confundía con la mar… y suspiré. Leí nuevamente y si. Era mi nombre. Era de ti. Entonces recordé que un día recostado a un árbol en un pueblito lejano, jugaba con las nubes buscando armar el rompecabezas de tu ausencia, mientras ríos de sudor recorrían mi geografía y una canción bailaba en el ambiente.

 

A esta hora de la noche, el abanico encendido con sus aspas locas de verano y una sonata de Mozart te traen a mi soledad.

 

Aislarme.

 

Pensarte me conduce por laberintos ingrávidos donde solo habita el silencio.

 

Busco un corcho para esta botella transparente donde enviaré un mensaje escrito en sol menor y que lanzaré a la mar con la certeza que llegará a las arenas de otro idioma arrastrado por las olas del olvido y no a la playa de tu cuerpo.

 

Mis pies irán marcando huellas borradas por el agua y me extenderé en mi propia sombra a contemplar tu recuerdo que me habita.

 

(Del libro en preparación Las esquinas del olvido)

© Yezidma, Colombia, julio de 2010

 

 

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